El asesino de la esvástica

Título: El asesino de la esvástica
Autor: Mario Escobar
Tipo: Novela negra
Sinopsis:
Descubre las aventuras del joven Alfred Hitchcock en la Europa de los años 20 Alfred Hitchcock recibe el encargo de rodar su primera película en Alemania. El país todavía sigue sacudido por la grave crisis tras la derrota de la guerra y el auge de grupos extremistas. Hitchcock tendrá que resolver un misterioso suceso en el que está involucrado una de sus actores principales Miles Mander. Mientras un detective privado les persigue, tendrán que descubrir lo que sucedió durante su primera noche en Múnich. No recuerdan nada, pero pueden haber participado en un macabro ritual.
Comentario:
Bueno, elegí esta novela porque la vi en la web de las creadoras de la Yincana Criminal y me dije, bueno, vamos a probar a ver qué tal. Me servía para irme a Alemania, y leía una novela más de un autor español, que siempre va bien leer los de la tierra, y además me sirve para dos retos diferentes (es lo que tiene ser una #retoadicta, siempre terminas pensando en qué retos te quedan, cuáles tienes que completar, y miras los libros 2 veces para saber en qué retos los puedes meter). No conocía al autor, y tampoco mucho del libro además de Hitchcook y la alemania nazi, pero veremos a ver qué tal es. De momento al menos puedo decir que no es un libro muy extenso, así que os lo recomiendo si queréis una incursión en este género sin tener que enfrentaros a algo demasiado largo.

Es un libro que se lee tremendamente rápido, si bien es que tiene casi 200 hojas en formato ebook, pero es que además está escrito de forma amena y sencilla, con diálogos y frases no muy largas. Los personajes son unos pocos, básicos, y no se te lían los nombres, ni las ciudades. No se hace repetitivo. Eso sí, tampoco tiene un argumento para tirar cohetes, ni te interesa una barbaridad. Teniendo en cuenta que la parte de la Alemania Nazi me parece súper interesante, pues no aprovecha todo lo que podría este mundo, sus personajes y las mil historias que podrían salir.

"La palabra hablada es muy poderosa. Si quiere, le puedo invitar a un mitin esta noche para que lo
compruebe. El acto es privado y a puerta cerrada. Ya sabrá que la situación política en Baviera es delicada. Primero los bolcheviques intentaron hacerse con la ciudad y, hace un año y medio, la revolución nacional del Partido Nacionalsocialista. Desde entonces, las autoridades han puesto muchas restricciones a los mítines públicos, especialmente a los de Adolf Hitler —le explicó el hombre.
—¿Conoce a Adolf Hitler? —preguntó sorprendido Alfred. La prensa inglesa solía mofarse de aquel cabo delirante, que intentaba imitar a Benito Mussolini, pero que no dejaba de ser una burda caricatura de él.
—Sí, hace cuatro años que milito en NSDAP Los nacionalsocialistas somos la única esperanza para Alemania, qué digo, para el mundo entero —dijo el alemán.
Alfred miró de nuevo a su espalda. Él era profundamente apolítico, peroaquel tipo de conversaciones le incomodaban. Miles Mander parecía retrasarse, aunque no le extrañaba. Los actores solían ser personas bohemias, que difícilmente se adaptaban a horarios o normas convencionales.
—No piense que soy un fanático. Simplemente me considero un patriota. Mi país está destrozado. Hemos perdido la mayor parte de nuestro territorio a manos de esos sucios polacos o de esos degenerados franceses. Nuestra economía está destrozada. Esta democracia de pantomima lo único que hace es darle alas a los partidos de izquierdas. La Unión Soviética quiere extender sus tentáculos por Europa y nosotros somos su próximo objetivo. ¿Quién va a detenerles sino nosotros? —preguntó el alemán."

Esta conversación me ha parecido digna de mención. En primer lugar por ese desprecio en general que le tenemos a la palabra, cuando a veces es un arma mucho más fuerte que otras cosas. Grandes dictadores han sido capaces de convencer al pueblo usando la retórica, por eso hay que tener mucho cuidado con los políticos que hablan bien. No sirve que hablen bien si luego hacen todo lo contrario, o si luego usan ese apoyo para fines diferentes, como muy bien hizo Hitler. Y la segunda razón por la que la menciono, es por el último párrafo de la conversación, cuando se justifica diciendo que sólo es un patriota defendiéndose de Polonia, Francia y Rusia. No estoy de acuerdo con lo que hicieron los nazis, ni mucho menos, pero sí creo que se debería aprender de ello, ya que gran parte de culpa del apoyo que tuvieron en Alemania fue del resto de Europa, especialmente Inglaterra y Francia. Ahogaron, putearon y apalearon tanto a Alemania tras la I GM, aprovechándose de todo, que fomentaron el odio en la siguiente generación, que fue la que terminó votando a Hitler en las elecciones y saliendo a la calle de acuerdo con el régimen. Está claro que luego se radicalizó todo, y muchos alemanes no estaban de acuerdo, pero hay que saber ver algunos puntos interesantes de nuestra historia para no volver a repetirlos.

Bueno, es interesante ver todo ese entramado desde otra perspectiva, faltan aún casi 15 años para que empezara la IIGM y entonces el partido nazi estaba en ascuas; Alemania iba creciendo a expensas del resto de Europa y empezaban a cavilarse los grandes problemas que luego asaltarían Europa por entero. La narración y los personajes están bien, lo que ocurre es que como tampoco soy precisamente fan de Hitchcock si el protagonista se llama John Smith me daría igual. No ha estado mal, pero me ha interesado mucho más el contexto histórico del libro, que la obra en sí. Hay segunda parte, así que probablemente la leeré. No está mal.

Esta reseña participa en la iniciativa:

Requisito a cumplir: Una novela de un escritor/a alemán o que la acción transcurra en Alemania.