Autor: Jesús Sánchez Adalid
Tema: Novela histórica
Sinopsis:
En una Grecia decadente y bajo el dominio del imperio romano, el sacerdote Podalirio, que ha consagrado toda su vida al culto del dios Asclepio, cada vez es más consciente de que ha perdido la fe en los dioses y ya no encuentra sentido a los antiguos mitos y rituales. Contempla el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, incapaz de llenar su vacío hasta que un día escuchará un relato que cambiará su vida para siempre, un mensaje de confianza en el futuro. Los milagros del vino recrea un mundo fascinante en el que tendrá lugar la transformación más importante del pensamiento occidental.
*Ya podrían poner en la sinopsis que el protagonista va a Galilea a oír la vida de Cristo, y hay una gran parafernalia sobre la vida del profeta y de la religión cristiana.
Comentario:
Aunque El mozárabe fue un libro que me encantó, después de eso Adalid no ha conseguido enamorarme. Es un hombre que describe mucho y que a mi parecer le falta un poquito de vidilla en las historias. Además, como buen sacerdote que es, la religión católica es protagonista en muchos libros y no precisamente de un modo simpático o interesante. Con los romanos de Félix de Lusitania acabé bastante cansada, y con el caballero de Alcántara ni te cuento. Veamos con éste, ya que es en Grecia, con una historia diferente a primera vista.
Para una loca de la mitología y los dioses Egipcios y griegos, ha sido muy interesante leer tantas cosas sobre los dioses, costumbres y los templos que los veneraban. Igual que también ha sido una grata sorpresa leer pequeños párrafos de textos de Ovidio y su Metamorfosis. Una vez más el autor ejemplifica muy bien lo documentado que está para escribir sus novelas, tanto en datos como en hechos históricos, detalles o costumbres. Algo realmente importante en la novela histórica.
Durante la primera parte, casi la mitad del libro, la historia principal de Polidoro y su familia, sus pensamientos, deseos... bueno, no está mal pero no me ha llegado. Es un personaje muy plano, no quieres conocerlo más. A mí me ha parecido una mera voz que servía de excusa para contar cosas sobre Grecia, dioses y mitología, si bien alguna cosa más. Además del amor, las relaciones y como las decisiones que se toman tienen mucha importancia en la vida que terminas viviendo, y en las consecuencias que puedes acarrear, no sólo para ti sino también para quienes te rodean.
A partir de la segunda parte, ya cuando llegan a Galilea te lo ves venir. Le di el beneficio de la duda, diciendo, quizá esta vez no irá a por lo mismo. pero no. Aquí otra vez tenemos a nuestro querido Adalid hablando de Cristo, de la religión cristiana, la fe, el amar en la luz... y no se cuantas cosas, que viene siendo publicidad encubierta. Sinceramente, que sea un sacerdote no tiene nada que ver con meter el cristianismo en cada maldito libro, como si fuera un panfletito de fe. Es algo que no me gusta nada de este autor. Siempre te pone el asterisco. Incluso en El mozárabe se notaba muchísimo la parte cristiana con Asbag y todo lo que le rodeaba, y la "mano de dios". Pero es que en este libro, ya no es que sea paulatino... es que te viene una mujer a explicar la vida de Herodes Antipas y lo que sucedió en Galilea, y el amor puro, y lo que hizo Yeshúa, nieto de Ana. ¡Venga hombre! Llega un punto en que se pasa la línea de novela histórica, y se mete uno en terrenos religiosos, que eso ya no es historia, es cuestión de fe y otras cosas. Igual que hace Julia Navarro con todo el armatoste y Abraham contando barbaridades -
Si hubiera sido capaz de contar una novela histórica sobre griegos me hubiera gustado. Si hubiera sido un viaje de fe, un viaje para el alma, un amor no correspondido, la búsqueda de un libro... yo que sé. Pero que siempre vuelva a lo mismo, que sea incapaz de desvincularse de Cristo y de la religión cristiana, y que salga de dónde salga el protagonista pase por allí... pues cansa. Sinceramente no necesitaba que me volvieran a contar la vida de Cristo, me la contara Susana o el amigo pepe. Lo siento, pero no puedo recomendarlo.