Antología poética

Título: Antología poética
Autor: Antonio Machado
Tipo: Poesía
Sinopsis:
La poesía de Antonio Machado nos lleva del Modernismo intimista de sus primeros libros, que culmina en Soledades, galerías y otros poemas, al espíritu de la generación del 98, reflejado en Campos de Castilla. Poeta siempre de intensa hondura humana, Antonio Machado llega con emoción al corazón de quienes se acercan a sus ve rsos, tanto si éstos encierran la expresión de sentimientos íntimos como si encarnan la preocupación del poeta por la España de su tiempo, por su decadencia y atraso, su paisaje y las gentes que lo habitan. Por eso sus poemas bien pueden servir para ensanchar el camino por donde deben transitar los primeros lectores de poesía.
Valoración: 7
Comentario:
Me gusta la poesía, pero no soy fan especialmente de Machado.
Es uno de esos autores que es muy conocido, que tiene muchas obras y que se ha de leer al menos una vez en la vida, pero... no me emociona. Yo, que me considero una romántica de esencia, en estos versos encuentro más o menos poesía, pero no me enamoran.

Obviamente me gusta más Machado que Alberti, por ejemplo, pero sigo sin enamorarme de las obras de este español que a tantos emociona. No se puede comentar demasiado este libro sin hacer comentarios de los poemas en sí, y no creo que sea necesario, sino más bien animaros a leer poesía, sea cual sea, y a variar de autores para ver cuáles os gustan más y cuáles menos... o qué temas os llegan y qué no.

Os dejo con estos versos de Machado que, a mí personalmente, me gustan mucho.

 Es una tarde cenicienta y mustia, 

destartalada, como el alma mía; 

y es esta vieja angustia 

que habita mi usual hipocondría. 

    La causa de esta angustia no consigo 

ni vagamente comprender siquiera; 

pero recuerdo y, recordando, digo: 

—Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.

            *

    Y no es verdad, dolor, yo te conozco, 

tú eres nostalgia de la vida buena 

y soledad de corazón sombrío, 

de barco sin naufragio y sin estrella. 

    Como perro olvidado que no tiene 

huella ni olfato y yerra 

por los caminos, sin camino, como 

el niño que en la noche de una fiesta 

    se pierde entre el gentío 

y el aire polvoriento y las candelas 

chispeantes, atónito, y asombra 

su corazón de música y de pena, 

    así voy yo, borracho melancólico, 

guitarrista lunático, poeta, 

y pobre hombre en sueños, 

siempre buscando a Dios entre la niebla.