Dueño del deseo

Título: Dueño del deseo
Autor: Kinley McGregor
Tipo: Novela romántica histórica
Saga: McCallister #1
Sinopsis:
Emily siempre ha soñado con ser esposa y madre, aunque su padre tiene otros planes para su futuro. Pero cuando éste se enfrenta a uno de los hombres más poderosos de Inglaterra, el rey Enrique II decide que la mejor forma de mantener la paz es entregar a Emily como rehén político a Draven de Montague, conde de Ravenswood. Draven no sabe lo que es la gentileza. Criado para mostrarse implacable, ha dedicado su vida a servir a la corona. Ahora ha jurado al rey que no tocará un solo cabello de Emily, ya sea por enfado o por deseo...
Comentario:

Sí, realmente me gustan las novelas de escoceses, les estoy cogiendo mucho cariño. Con Kinley pues además es que como es mi querida Sherri, pues bueno, es imposible que no me gustara, además este libro precisamente me está encantando en cuanto a modo de escribir y trasfondo.

Creo que queda bastante claro a quién cree el rey cuando le da como “ahijada” a la hija menor, y más preciada de una de las partes, a la otra como prueba de su buena fe, pero tal cual vas leyendo unas pocas páginas te das cuenta de que es más que lógico. En cuanto a la fiebre del padre de no dejar a sus hijas vivir su vida y retenerlas de esa manera, hasta el punto de pegarles incluso cuando desobedecen… me parece una locura.

Razon 1 de porque nos gustan los Highlanders.

Draven, como personaje, creo que es un arquetipo de la novela romántica. El hombre fuerte y apuesto, gran guerrero, con una infancia de miera, que cree que es igual de hijo de perra de su padre y no quiere que nadie se le acerque por miedo a que pueda hacerles daño. Eso hace que lo quieras casi desde el principio, que quieras mimarlo y darle cariño, que quieras convencerlo de que es un buen hombre y merece ser feliz.

En cuanto a Emily, ella es un amor. Me recuerda a mí misma porque yo también suelo hablar por los codos, más de lo que a muchos le gustaría… pero oye, es lo que hay. No es que sea una cotorra, sino que más bien siempre suelo tener algo que decir, y no me siento del todo cómoda con los silencios, a no ser que yo misma los elija. Me gusta el modo en que quiere a su padre, pero también entiendo que quiera vivir su vida y tener su historia, además de ese sentimiento que comparto totalmente de ansiar una familia y ser madre.

Es realmente entrañable el modo en que Emily va ganándose el corazón de Draven, poco a poco, mirándole, curando sus heridas –tanto física como emocionalmente-, como por ejemplo cuando el compra el broche en la feria o cuando le hace reír. Me mata la manía de Draven de que va a matarla, de que es un maltratador y un borde como su padre. Ha tenido más que motivos para enfadarse, tanto con Simón como con Emily, y jamás ha sido capaz siquiera de alzar mucho la voz ¿cómo podría entonces alzar la mano? Tiene tanto miedo de sus demonios que se olvida completamente de vivir y de ser como es, un buenazo.

Razon 2.

“Decidme señor, hay algo mejor que ensangrentar vuestra espada en un campo virgen” Por amor de dios, pero que asco de frase. Y cómo no, Draven se asquea de semejante mierda machista y asquerosa… Niles no es un buen novio, éste traerá maldad y infelicidad a la hermana, y si no… ya se verá. Oh dios, si siempre le duele como el infierno es que el maldito capullo es un cerdo y un idiota, ella merece algo mucho mejor que eso, madre mía.

No me extraña que no le gusten las mesas del salón, si mataron allí a su madre el último día en que él fue capaz de reír es más que lógico. Ahora que encuentro precioso el momento en que él se gira con el brazo en alto y se detiene y no le pega, porque demuestra exactamente el tipo de hombre que es. Alguien que aún fuerte y con rabia, es un buen hombre que jamás haría daño a otro, y gracias a dios que al final lo entiende. Ahora que… vaya nochecita movida que van a tener estos dos, ¡ya tocaba!

Y como no… un buen final, que no es precipitado, aunque sí ciertamente predecible pero sólo en parte. Creo que está muy bien que al final se arreglen, y que Niles iba a ser el malo sí que se veía venir, pero bueno… es parte de la literatura. En cuanto al epílogo, me parece fantástico eso de tener 6 hijos y buscar la niña, además de la escena familiar y las risas.