Autor: Christian Cameron
Tipo: Novela histórica
Sinopsis:
De niño, Alejandro soñaba con emular las gestas de Aquiles. A los dieciocho años condujo a la victoria a la caballería macedonia contra los griegos en el Quersoneso. A los veinticinco había aplastado a los persas en tres batallas legendarias y era el amo del mayor imperio que el mundo haya conocido jamás.
Cuando falleció, invicto, a los treinta y dos años de edad, no quedaban más mundos por conquistar y había superado con creces las proezas de su héroe de infancia. Ahora bien, detrás de la leyenda hubo otra historia más compleja. La historia de un hombre que, impulsado por una insaciable sed de gloria, condujo a un ejército en un extraor- dinario viaje de diez años desde el Nilo hasta el Indo, persi- guiendo un sueño: demostrar que era invencible.
Narrada por su amigo de infancia Tolomeo, esta es la historia de Alejandro en una versión inédita hasta ahora: cruda, íntima, emocionante... La historia de un coraje extraordinario y una fuerza de voluntad inimaginable. De destrucción gratuita e intrigas criminales. La tragedia épica de un hom- bre que aspiraba a ser más que humano.
Comentario:
Bueno, si ya no era yo precisamente la mujer más fan de Kineas y su progenie, en su saga Tirano, aquí tenemos nuevamente a Sátiro en Egipto, dónde le pide a Tolomeo que le cuente quién era Alejandro. Y éste dice que había escrito unas memorias sobre todo lo que pasó, pero que a él le contará 'la verdad' de los hechos. Digamos que este autor no es que tenga en mucha estima a Alejandro, porque vamos, no lo pone bonico ni una vez.
"Los mejores hombres, los que no han sido tocados por los dioses y están a gusto consigo mismos, los granjeros prósperos, los buenos poetas y los maestros artesanos, las madres de buenos hijos, las sacerdotisas de templos bien gobernados nada tienen que demostrar a los dioses ni a los hombres. Simplemente son como los dioses inmortales.
Pero Alejandro —un hombre no engendrado por una mujer ni por una diosa— siempre fue competitivo. Tenía que competir; así de profunda era su necesidad de demostrarse lo que valía a diario, todo el tiempo, una y otra vez. Cuando eres joven, eso parece un signo de fortaleza. A medida que te vas haciendo mayor, en cambio, vas viéndolo como una debilidad. Alejandro tenía esa necesidad de demostrar su habilidad, como si fuera una enfermedad. Por eso corría, luchaba o estudiaba a Platón con la misma expresión en el rostro que mostraba en un combate a muerte. Para demostrar que era tan bueno como su padre. O mejor."
En lo que se refiere a la obra en sí, es leer una vez más la vida de Alejandro con toques sobre Tolomeo y otros personajes, quizá más íntimos, nuevos secundarios y un tono bastante más crítico sobre la figura de Alejandro. Mientras Manfredi intentaba dar una imagen más cercana y buena de él, con serenidad, un hombre que tenía un sueño, pero que era bueno, preocupado por su familia y sus hombres, que no era soberbio, ni rígido, y que luchó contra el mundo por una idea que lo consumió. Aquí en cambio Cameron saca lo peor de él, esa imagen negra de Alejandro como un idiota déspota que se creía un Dios y que pensaba que podía hacer lo que quisiera, que sería inmortal y lo gobernaría todo desde un trono de oro. Digamos que no me gusta demasiado verlo así, pero bueno, el libro no está mal. Le pasa como en la otra saga, que abusa un poco de detalles, historias secundarias y explicaciones, por lo que al final queda un tanto denso.
"—Los demócratas queréis que todo el mundo sea igual —proseguí—, y, con el tiempo, lo conseguiréis, si os lo permitimos. Haréis la guerra a la excelencia para elevar la mediocridad. Talaréis los árboles altos y llamaréis altos a los árboles que queden. —Miré en derredor. Incluso los bailarines se habían detenido—. ¿Y si toda esta igualdad nos cuesta heroísmo? ¿Ambición?"
**Sé que con esto me ganaría la mala hostia de más de uno, pero coincido bastante con Alejandro. La democracia, que por una parte está muy bien, también ha ayudado mucho a crear una sociedad de mediocres. No se potencia para nada el mejorar, el potenciar las aptitudes de cada persona y enseñarle a los pequeños que se puede ser bueno y mejor en algo que los demás. Los que sobresalen son tachados, puteados y jodidos, ser listo es malo, contestar a las preguntas del profesor es malo, saber es malo... los únicos que pueden sobresalir sin ganarse el desprecio y las burlas de sus compañeros son los que son guapos y los que se les dan bien los deportes, el resto, a callar. Igualdad para todos. La Igualdad debería entenderse como que todo el mundo tiene los mismos derechos y deberes y que nadie es superior a otro como persona, pero no que una persona no pueda reconocer que es mejor que otra en cualquier disciplina sin que eso le cueste un problema. Queremos que todo el mundo sea humilde y modesto, porque a la primera que alguien dice que es bueno en algo lo tildamos de soberbio. Eso no es soberbia. Si tú dices: se me da bien cocinar, y es una realidad, no es ser soberbio, es constatar un hecho. Lo que pasa es que hemos llevado las cosas al extremo y la envidia es demasiado corrosiva, por lo que hay que callar la boca, bajar la cabeza y ser una oveja más del rebaño, o a la primera que puedan, te habrán convertido en carne para el matadero.
Se me ha hecho largo, supongo que es lo que tiene en un libro con un montón de hojas que te cuenta una historia que ya conoces, pero desde otro punto de vista que tampoco termina de convencerte. Nada que ver con la trilogía de Manfredi, me quedo con el italiano.
Tu y Manfredi es puro amor XD La verdad que bueno lo tengo pendiente y hace tiempo que no leo de estas cosas, pero viendo tus reseñas ultimamente de historicas me esta entrando ganas. Un besin^^
ResponderEliminarVeo que te gustan las novelas históricas :) Yo estoy viendo con qué libro me animo primero porque igual me llama la atención xd
ResponderEliminarUn beso <3
Hola Neus veo que este Cameron no te ha convencido demasiado, y eso que no sea "muy fan" de tu Alejandro tampoco te hace mucha gracia, :) gracias por la reseña.
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