Nacido en pecado

Título: Nacido en pecado
Autor: Kinley McGregor
Tipo: Novela romántica histórica
Saga: McCallister #3
Sinopsis:
Caledonia MacNeely debe afrontar un inesperado desafío cuando se ve ofrecida en matrimonio al abyecto Lord MacAllister, apodado Sin (Pecado). Se ve obligada a complacer al soberano, pues con el destino de su clan pendiendo de un hilo no le quedan muchas alternativas... MacAllister, por su parte, ha de regresar a las detesta das Highlands tras contraer matrimonio con una joven seductora de espíritu fogoso...
Comentario:

Sé que la historia de Sin va a ser interesante, es un personaje la mar de difícil y que ha sufrido mucho, pero me inquieta un poco ver cómo lo resuelve, aunque claro, tengo completa fe en mi querida Sherri y su capacidad de enamorar con sus historias.

Me gusta el modo en que ella va deshaciendo el hielo que parece cubrir a Sin. Creo que el momento clave es cuando lo abraza por primera vez, ¿cómo puede ser que nunca te haya abrazado nadie? Y los besos, poco a poco, la manera en que él se distancia de ella antes de que puedan acercarse. Como es totalmente hermético, como huye, como no le cuenta siquiera que los McAllister son sus hermanos… la verdad es que es muy gracioso el encuentro.

Nos gustan los Highlanders, razón 5.

Si quieres una prueba de amor de verdad, encuentra a un hombre al que nunca han amado, con tantas cicatrices que ya no siente dolor, sin patria, sin familia, que sea capaz de dar su vida porque la mujer a la que quiere no sufra la pérdida de su hermano. Dios, estos libros me encantan y a la vez me dan rabia… porque Sin debería saber que el dolor de perderle a él  consumirá a Callie más aún que perder a su hermano. Pero claro, Sin no se ve capaz de merecer ese amor, ni siquiera confía en que ella siga amándolo si entrega a su hermano –que es lo que merece después de comportarse como un idiota-. Pero bueno, yo no soy nadie para quejarme de eso, los que estamos rotos no somos muy capaces de entender y aceptar algunas cosas, y las frases siguen resonando en nuestra cabeza, siempre.

Me gusta el final, exactamente cómo debe ser. Sin merece ser feliz, y recordar quién es, porque aunque su padre sea una maldito hijo de puta, eso no hace que el deje de ser un McAlister y mucho menos un escocés, mucho más que un inglés. Y además, sus hermanos sí lo quieren, al igual que Callie… y tiene que dejar que entren en su vida, porque sólo así conseguirá ser realmente feliz.