Amor ven a mí

Título: Amor ven a mí
Autor: Lisa Kleypas
Tipo: Novela romántica histórica
Sinopsis:
1870, Massachusetts, Nueva Inglaterra. La élite de Concord está a punto de admitir a un nuevo miembro: la joven Lucinda Caldwell, una hermosa muchacha mimada en exceso por su padre. Parece tener todo muy claro en la vida: se casará con su amor de la infancia, el hombre predestinado a convertirla en brillante organizadora de encuentros sociales. Pero no es ese el destino que la espera, sino acabar en los brazos de un caballero sureño, Heath Rayne, que, desde que la vio, no ha podido dejar de pensar en ella y de desear que su noviazgo se rompa. Y ahora que Lucinda es suya, lo único que quiere es dedicarse a ella por completo. Sin embargo, el pasado de Heath impedirá que las cosas sean tan fáciles.
Comentario:
Uno más de Kleypas, esta vez en Estados unidos. Una historia de un sureño con una yanqui, ambos con una gran personalidad y mucho qué decir. Y como no, un tercero en discordia, que es un caballero, que nunca expresa sentimientos, lleva prometido con la protagonista 3 años y ni siquiera le ha robado un beso. No sé si por falta de sentimientos, o es que es más bien de la otra acera, porque vamos… normal no es.

Este tío no es más tonto porque no es más grande. A ver, una cosa es respetar a tu mujer, que me parece algo principal para que una pareja funcione. Y otra muy diferente, es que supuestamente quieras a tu prometida, y tras tres años ni siquiera la hayas besado con lengua. Ahí, o no tienes sangre en las venas, o no te gustan las mujeres, o es que te vas de fulanas los domingos por la tarde. Porque si no, yo no veo lógica, ni argumento ninguno como para que eso tenga algún sentido.
Ahora que la pobre de Lucy, pues no sé tampoco. Siempre esperando, siempre sola, siempre con negativas y argumentos pobres. Entiendo que cuando quieres a alguien lo aguantes más o menos todo, pero eso no quita que al final te quedes sin dignidad, sin esperanza y más caliente que un horno.

Lo siento, pero aunque soy partidaria del Norte en cuanto a la guerra que hubo en Estados Unidos, en este caso particular Daniel y sus amiguitos yanquis me están sacando de quicio. Creo que Heath es lo suficientemente hombre como para no apoyar la esclavitud o las gilipolleces de muchos sureños, pero también es un ciudadano y se negaba a que un puñado de yanquis soberbios le dijeran lo que tenía que hacer con su vida y mataran a sus vecinos y hermanos por “superioridad moral”. Ahora, que es aún peor, cuando empiezan a decir que la guerra es una manera de curtir al hombre y que gana el que tiene la verdad, o la superioridad moral… habría que enseñarles quién ganó en Vietnam, a ver qué les parecía.

Eh cuidao, un verdadero hombre del norte super moral y super maravilloso “las mujeres no deberían votar nunca, el voto del hombre ya vota por toda su familia”. Olé tú, qué maravilla de hombre adelantado. No está a favor de la esclavitud de los negros, pero casi parece que considere a las mujeres objetos o apéndices de los maridos. Me maravilla.

He aquí la prueba de lo MUCHO que te ama Daniel. Te besas con otro y te repudia, te tiene lástima y te habla fatal. Su familia te abandona, tu padre te echa de casa y medio pueblo se niega a hablarte. Madre de dios, me encanta la coherencia y el cariño de la gente. Los sureños son unos putea-negros, pero para según qué cosas son mucho más familiares y fieles, y se pasan las apariencias por el forro siempre que hace falta. Los yanquis no dejan de ser británicos un poquito subidos a los que el ‘qué dirán’ rige su vida.

Lo de convencerla con sexo y casi dejarla a medias me ha parecido feo. Vale que la chiquilla se está portando como una idiota y no tiene sentido lo que está pidiendo, pero igualmente no me gusta que la gente utilice el sexo para salirse con la suya –indistintamente que sea el hombre o la mujer- aunque sí, prefiero eso a que se lie a darle palos o a discutir, claramente. Además, es muy dulce el final.


Lo siento pero Raine es insoportable. Este tipo de personajes femeninos que representan a la otra me sacan de quicio. Con esa sonrisita y esa imagen de mojigatas y cervatillos heridos, que no han roto nunca un plato, pero que luego siempre la están liando parda, ufff es que las odio. Cada conversación llena de pullas, segundas intenciones y supuestos errores y disculpas. Me pone negra.

Un libro precioso. Con un bonito final, una trama argumental lógica y bien hilada, unos personajes muy interesantes, un toque de humor, de historia y mucha vida de pareja, de aprender a conocer, a confiar, a conversar y a querer al otro. Y también a decirlo, porque sí, todos necesitamos que nos recuerden de vez en cuando que nos quieren.