Las arenas de Amón

Título: Las arenas de Amón
Autor: Valerio Massimo Manfredi
Tipo: Novela histórica
Saga: Alexandros II
Sinopsis:
La conquista de Asia es la siguiente hazaña que se propone Alejandro. En Anatolia corta el nudo gordiano: dicen que quien lo deshaga dominará el confín del mundo. Finalmente, él y sus hombres derrotan al poderoso Darío, rey de los persas. Así, las tropas victoriosas de Alejandro avanzan hasta Egipto, donde el oráculo de Amó n le revela su origen divino, su destino de gloria inmortal.
Comentario:
Este libro es un viaje en sí mismo, un viaje que me gustaría hacer desde que tengo memoria. Es increíble pensar en poder recorrer aquella historia, cuando Grecia era aún el centro del mundo conocido y las ciudades que se levantaban eran maravillas en sí mismas aunque ellos no lo supieran. Es solo abrir el libro y ver el mapa de lo que recorrió Alejandro, empezando por Ilión y la zona de Turquía que “conquistaron” los griegos, y ya tienes ganas de leer, de empezar, de llegar allí aunque sea a base de palabras, y nunca tienes suficiente.

Creo que a los que como yo adoráis esta época, que no somos muchos, os sentiréis del mismo modo al ver como Alejandro Magno llega a Ilión y ve las ruinas y templos que se han edificado para rememorar la Guerra de Troya, esa que supuestamente sucedió y a la vez es sólo una historia. Imaginar al macedonio reclamando las armas de Aquiles, de quién supuestamente desciende, y hablando con las sacerdotisas del templo de Atenea y nadando en las aguas del Egeo mientras se prepara para partir hacia Asia. Para mí es emocionante, para muchos otros supongo que sólo es un libro, y para otros algo incluso aburrido –como lo son para mí, por ejemplo, las novelas de templarios o de la II Guerra Mundial-.

Llama la atención el desprecio que siente Alejandro por Esparta al negarse a ir con él, pero en parte es muy comprensible: Esparta siempre fue única y siempre estuvo sola, no quieren ir bajo el yugo de nadie, ni formar parte de nada. Estaban destinados a caer, pues una ciudad sola nada puede hacer ante el mundo, pero en parte no dejo de sentir cierta admiración por ese amor propio. Los espartanos eran espartanos, siempre, y luchaban por su rey, su gente y su tierra. Nunca hubieran aceptado estar bajo el reinado de otro, ni las órdenes de nadie, mejor muertos que así. Algo parecido a lo que pasó con Numancia, que prefirió quemarse a ser romana. Siempre me ha parecido una historia la mar de interesante.

Es increíble lo rápido y fácil que se lee este libro. Es cierto que yo leo muy rápido, en más de un comentario me lo decís, pero igualmente eso no quiere decir que no vea la diferencia entre un libro normal y uno que devoras literalmente, que cuando quieres darte cuenta has leído 100 hojas y no quieres cerrarlo, necesitas más. Creo que Manfredi ha encontrado la fórmula perfecta para que un libro histórico sea leído con facilidad e interés para casi cualquier persona, tanto los amantes de este tipo como los que no. Con párrafos de no más de 10 líneas, muchos diálogos y capítulos cortos consigue que la lectura sea rápida y amena, así que para los que no sois demasiado aficionados a este tipo de libros, quizá este os sorprende para bien.

Me gustó mucho la frase de Alejandro, ante Memnón, cuando justifica su incursión en Asia vengando a los que lucharon en las Térmopilas, Platea y Maratón; y entonces el general le contesta que miente, que todos saben que Grecia no le importa, y Alejandro medio sonríe y contesta que su sueño es conquistar el mundo conocido y más. Creo que representa muy bien al joven Alejandro y sus sueños, y también la realidad: él no lo hizo para vengar a nadie, ni contando con nadie, lo hizo por él. Y consiguió la gloria igual que Aquiles, no tuvo una vida larga, ni familiar, ni llena, pero todo el mundo conoce su nombre. Y bueno, es muy representativo lo buen seductor que es Alejandro y lo bien que usa las palabras, casi te dan ganas de irte tú con él. Eso sí, el momento de ponerle su nombre a la ciudad egipcia de Alejandría, es como un punto medio entre la soberbia y el atrevimiento, entre buscando la gloria y la eternidad, y a la vez tentando a la suerte y mostrándose ególatra. Pero es cierto, teniendo su infancia y su fuerza, además de sus dones, era difícil no volverse así. Y a la vez, es un momento cumbre –para mí- porque es cierto que Alejandría ha pasado a la historia, además es una de las pocas que conserva el nombre y además es súper conocida, y fue cuna de conocimiento y vida durante años, albergando además mi querida biblioteca.

Estoy deseando leer el tercero porque realmente me está gustando mucho hacer este viaje con Alejandro y recorrer todas esas tierras, a la vez que conoces a más personajes y reinos, los caracteres –supuestamente claro está- de los protagonistas, y una manera más de leer la historia de un modo más ameno. Eso sí, echo en falta el amor por Hefestión, siempre he tenido ese amor entre ellos como algo muy único, y aquí se ven muchos amoríos de Alejandro con muchas mujeres, pero no tanto con su amigo de siempre.