Bribona

Título: Bribona
Autor: Julia Quinn
Tipo: Novela romántico histórica
Saga: Blydon #3
Sinopsis:
William Dunford, el soltero más escurridizo de Londres, recibe una noticia que lo dejará sin habla: ha heredado un título y la finca que lo acompaña, bienes que cambiarán su vida, pero no se imagina hasta qué punto. Porque resulta que Henry, el administrador de la propiedad, es en realidad Henrietta Barrett, una mujer bella y tenaz que jamás se ha adaptado a las normas de la sociedad.
A pesar de la muerte de su tutor, la joven no desea cambiar en lo más mínimo su estilo de vida, por lo que está dispuesta a enviar al nuevo propietario de regreso a la ciudad lo antes posible. Sin embargo, el apuesto William tiene también su ambicioso proyecto: convertir a Henry en toda una dama, a pesar de que parece tener escasas posibilidades de lograrlo. Lo que comienza como un juego para el hombre que nunca cedió por completo ante ninguna mujer, hará tambalear sus creencias y sentimientos más profundos. 
Comentario:
Me apetecía mucho ver como Belle ganaba esas 1000 libras que se apostó con su amigo a que acabaría completamente enamorado de una chica, arrastrándose, en menos de un año. Él tan altivo como siempre, lo negó y aceptó la apuesta, pero estaba claro que sería Belle la que ganaría y aumentaría su fortuna.

Dunford, ya que nadie le llama William, es un personaje al que le coges cariño desde el primer libro. Aunque es un libertino, como Alex y como luego lo es Ned, es un buen hombre y tiene un carácter interesante, que vuelve locas a las féminas. Como a sus amigos, lo que le ocurre a este noble inglés es que necesita una mujer inteligente, capaz de enfrentarlo, contestarle y volverlo loco. Con una inglesita modosa y femenina, preocupada de los vestidos, las fiestas y el qué dirán moriría de aburrimiento y de inanición.

Y ahí entra en escena la pequeña Henry, una chica que se ha pasado sus últimos 6 años haciéndose cargo de una granja y una casa. Capaz de poner en orden una gran casa, de mandar, de arremangarse y ponerse a trabajar, de cultivar, dar de comer a los animales, pintar o cortar leña. Vestida más habitualmente con pantalones y camisa de lo que nunca jamás se ha visto. Dispuesta a luchar por su futuro y su vida.

“Él pareció no escuchar. Sus labios se habían mudado a su lóbulo, y la mordisqueaba dulcemente, tan dulcemente que Henry podía sentir como se derretía. Estimado Dios, ella se enamoraba aquí mismo locamente de un hombre que obviamente la había confundido con alguien más. Sin mencionar el pequeño hecho de que él era su enemigo.

¿Ser besada, verdadera, profunda y apropiadamente en la boca? Ningún hombre la había besado antes, ni un besito y parecía que probablemente nadie lo haría. Y si ella pudiese aprovecharse del estado de somnolencia de Dunford... Bien, que así sea. Arqueando su cuello muy ligeramente, ella giró la cara para ofrecerle sus labios.

Él los tomó codiciosamente, sus labios y su lengua moviéndose expertamente contra su boca. Henry sintió perder su conciencia mientras probaba su sabor y sentía su aliento. Ella se extendía buscando más. Con vacilación, llevo su mano al hombro de él. El músculo brincó al contacto, él gimió y la apretó más cerca.”

Ella está muerta de miedo por estar cerca de alguien tan atractivo, interesante y con mundo como él, sabiendo que ella no es más que una chica de campo con muy poco por ofrecer, miedosa de quedar enamorada de él. Y él está absolutamente en estado de pánico porque una chica de campo, menuda y campechana, ponga patas arriba su mundo y termine robando su corazón, algo que ninguna mujer había logrado hasta ahora. No sé quién es peor de los dos, pero bueno, está claro que aunque no quieran… terminarán juntos.

Una vez más la señora Quinn lo hace magníficamente. Paso a paso, escena a escena, añadiendo personajes de los libros anteriores de la saga y cruzándolos fugazmente con la saga Smythe-Smith. La historia de amor es muy bonita, un tanto problemática, como viene siendo habitual, pero coherente y muy amena. Tiene todos los ingredientes: humor, drama, dulzura, final feliz… y como no, me ha encantado. Además, he de reconocer que William Dunford me ha gustado mucho, no puedo decir otra cosa. Una alegría leer libros así.