Olvidado rey Gudú

Título: Olvidado rey Gudú
Autor: Ana María Matute
Tipo: Narrativa fantástica
Sinopsis:
Olvidado rey Gudú es la obra maestra de Ana María Matute y una de las grandes novelas de este siglo. Repleta de fábulas y fantasías, narra el nacimiento y la expansión del Reino de Olar, con una trama llena de personajes, aventuras y de un paisaje simbólico: el misterio Norte, la inhóspita estepa del Este y el Sur, rico y exuberante, que limitan la expansión del Reino de Olar, en cuyo destino participan la astucia de una níña sureña, la magia de un viejo hechicero y las reglas del juego de una criatura del subsuelo.
Comentario:
Aquí estamos de nuevo con la señora Matute y de nuevo tenemos algo a medio camino entre el realismo, la fantasía y la edad Media. Tiene una forma de escribir muy muy típica, lo que hace que en seguida te des cuenta de que es un libro suyo, algo que considero muy positivo. De nuevo con condes y nobleza, y cierta mística con las profecías o la magia del momento, aquí concretamente con el miedo. Veamos que nos ofrece.

“—¿Soez? -gritaba, alborozado-. ¿Cómo es posible que alguien se llame así?
El Conde Tuso respondió con gravedad:
—Ciertamente, Majestad: del noble tronco Soez, de la muy antigua rama de los Soeces.”

Al contrario que con Aramanoth, que me resultó la mar de ameno y sencillo, éste me está pareciendo un poco más denso. Hay muchas descripciones y explicaciones, secundarios y pequeños momentos, por los que a veces cuesta un poco seguir atento sin que la cabeza se te vaya a otros temas. Eso sí, sigue el mismo patrón de historia medieval fantástica que encontré en el otro relato.

“—Existe, en verdad, la posibilidad de extirpar al Rey Gudú la capacidad de amar. Tal y como te advertimos, esa posibilidad debe ser extrema y total. Si persistes en tu idea, hemos de pormenorizar varios aspectos de la cuestión. Como bien sabes, no existe conjuro, encantamiento o trato con las Fuerzas Mayores que no se halle supeditado a alguna cláusula, que (depende de las circunstancias) puede o no resultar, a la larga, contraproducente. En el caso que nos ocupa, el detalle o cláusula consiste en que si a un ser le es extirpada la capacidad de amar, le es simultáneamente arrebatada la capacidad de llorar.
—Cierto -dijo el Trasgo-, pero hay una cuestión más complicada en este asunto, al parecer tan simple: si por alguna razón extraña o ajena (que no se puede prever, ya que nuestras fuerzas son limitadas), alguna vez el sujeto tratado con tales procedimientos llegara a derramar una lágrima, tanto él como todo aquello donde él hubiera puesto su planta, y todos aquellos que con él hubieron existido, desaparecerán para siempre en el Olvido, en el Tiempo y en la Tierra.”

Y ahora, frikis del mundo literario, amigos y hermanos, es cuando pensáis… ¡Es como Voldemort! Decidme que lo habéis pensado y que no estoy loca de atar (porque un poco loca sí, pero no para tanto). Supuestamente la reina Ardid lo hace por su bien, para darle un mejor futuro y convertirlo en mejor soberano. Pero desde mi punto de vista, que soy mucho más emocional, creo que es una de las peores condenas que le puedes dar a alguien: quitarle su capacidad de amar. Privarle de los sentimientos, de la amistad, el amor, la alegría y la tristeza que comporta, y también, de la capacidad de poder llorar, sea por algo bueno o malo. Es algo muy profundo y complejo que alguien quiera extirparla, y creo que se mete en un terreno muy interesante la autora al plantearlo y llevarlo a cabo.

Cuando ya pasas de la mitad vuelve a ser más densito. Creo que para lo que quiere contar la autora, que está bien, se ha pasado de páginas. Lo que hace que a no ser que realmente te enamores de la historia –un tanto difícil- te aburra un poco, o directamente lo apartes, que es lo que he visto que ha hecho mucha gente. Hay muchos comentarios en GR precisamente por todas las páginas, detalles, relleno y la forma lenta de narrar. Una pena, porque en profundidad, es una historia interesante. Quizá si fuera más corta, conseguiría llegar mucho más al lector, como pasa con Aranmanoth.

“Y el llanto del Rey cayó al Lago, y éste creció. Creció de tal forma que anegó la ciudad, el Reino y el país entero, hasta más allá de las lindes donde Gudú había pisado. Y tanto él como su Reino, como cuantos con él vivieron, desaparecieron en el Olvido.”